Y hace media hora bajaron dos niños de tres y cuatro años del tranvía.
Un desconocido, un árabe, gritaba hacia el conductor para que se
acercara a ellos. El conductor llegó hacia la puerta de los hermanitos y
del desconocido adulto. El conductor había partido sin los padres de
los niños. Ellos querían subir todos juntos una parada antes, sin
embargo el conductor dejó a los padres y al tercer hermano, al más
pequeño en la parada. El padre de los pequeños llegó en un carro de un
desconocido que le dio un jalón. Los niños de tres y cuatro años estaban
a punto de viajar en la cabina delantera, con el conductor del tranvía.
Nos hemos congelado todos con este viento. La niña de la familia
zapateaba conmigo no sé qué ritmo para no enfriarse. Parecían peruanos.
Eran de Bosnia. Los desconocidos al final se conocieron por diferentes
razones. El papá dijo al desconocido árabe: gracias hermano. Yo pensé
que el conductor era un malvado, pero creo que se le fue. Tenía cara de
perdido. La mamá me dio las gracias, no sé si por el zapateo o por
esperar a que la familia estuviera junta. ¡Ah! Los niños no lloraron en
ningún momento.
Heidelberg, 24 de marzo de 2019.
Freitag, 23. August 2019
Samstag, 1. Juni 2019
Y hace dos días
Cuando no te impides continuar aceptando invitaciones que seguro te hubieran aburrido, y te pones a hacer lo que te gusta. Pues sí, me puse a pintar. Perdí la noción del tiempo al pintar, también perdí la práctica, pero de todas maneras lo pasé bien con música de fondo y entre mis colores. Lo hago después de 25 años. Después de garabatear y ensuciar hojas blancas con mis colores, tuve que ir por mi bicicleta a un jardín. En el jardín se había quedado encadenada mi bicicleta entre plantas y abono. Tuve que caminar mucho hasta llegar a ella, mi plan sería después de llegar a ella, ir al teatro. Parecía que no lograría, pusieron: Un ángel exterminador, basada claro en la película de Buñuel. Toda la ciudad desde la estación de Heidelberg, por lo menos la que encontré, estaba casi vacía. Me impresionó lo último en un día de fiesta, pero después me acordé que en Alemania por el Día del Padre, sale la gente a beber y a hacer picnic o parrillada.
La obra empezaba a las ocho de la noche en Mannheim, ya estando en la estación de trenes de Heidelberg a las siete y media, pensé que no llegaría. El tren salía a las siete y treinta y tres, el horario de los trenes y dos aplicaciones decían que llegaríamos a Mannheim a las siete y cincuenta y cuatro. Keine Chance! me dije. Como nunca el tren llegó a las siete y cincuenta. Tres veces vi mi aplicación, tres veces vi el reloj antes de llegar, y una vez al llegar. Marché con prisa en la bicicleta hacia mi rumbo, hacia el teatro, con prisa , pero no con desesperación ni estrés como suelen tener los alemanes. En mi tranquilidad veo cruzar por mi camino a un hombre, iba con su maleta; yo me detuve porque sabía que no me había visto. De repente el viajante se detuvo delante de mi bicicleta y me dijo en inglés que lo perdonara. Esa mirada tranquila no era de estos sitios, era un ruso que viajaba. Lo perdoné, con esa calma, con esa sonrisa, no quedaba más que perdonar a todos, y agredecerle a él su tranquilidad. Llegué al teatro rápidamente, gracias a que las calles estaban vacías.
De regreso a casa me reencuentro con unas letras como las de abajo (AFD), letras que hoy escuché como palabras gritonas. Una vecina del primer piso, rusa ella, discutía con su vecino de balcón, no sé por qué. Pero lo que sí escuché claramente es que la quería insultar diciéndole que era rusa, y que él era alemán y que estaba en su país. Tenía que mencionar esto que pasó temprano, antes del teatro, antes del tren , pero que retumbaba en mi memoria con toda su violencia. Ahora le tocó a ella, varias veces me ha tocado a mí.
Después de ir más allá, hacia mi camino vi a muchos muchachos saliendo de un evento en SAP Arena. Yo que creía que la ciudad se había esfumado. Parece que todos estaban en el evento. Para evitar todo tipo de problemas con tanta gente, dejé mi bicicleta en la estación de trenes y fui a casa sin ella.
Heidelberg, 1 de junio de 2019.
Natalia Lévano Casas
Freitag, 15. Februar 2019
Muestra la cara
Muestra la cara
Hay sol
Sal al café
Hay sol
Ve en masa
Hay sol
Interrumpe la calle
Hay sol
Grita bien alto
Hay sol
Sonríe
Hay sol
¿Decretan algo los días de sol?
Y en días anteriores
Esconde la cara
No hay sol
No salgas al café
No hay sol
No vayas en masa
No hay sol
Bloquea la calle con tu colorido paraguas
No hay sol
No grites
No hay sol
¿Decretan algo los días sin sol?
Natalia Lévano Casas
Heidelberg, 15 de febrero de 2019
Un estornino hoy
Un
estornino hoy
Con sus típicas
líneas que cortan su fondo negro
Un
estornino hoy
Apacible y
curioso
Un
estornino hoy
Saltando de
baranda en baranda
Un
estornino hoy
Sin miedo
ni arrepentimiento
Ingirió a
uno de alas dispares
Lo devoró
Un
estornino hoy
Luego del
banquete
Se alejó
alegremente.
Natalia Lévano Casas
Heidelberg, 15 de febrero de 2019
Freitag, 18. Januar 2019
Todos vuelven/ Alle kehren zurück
Der Text wurde von dem Schriftsteller César Miró geschrieben, die Musik ist auch von César Miró. Gesungen wird von Rosa Guzmán für den peruanischeb Film Sigo siendo.
Todos Vuelven
(Vals Peruano)
Letra y Música de César Miró
Todos vuelven a la tierra en
que nacieron,
al embrujo incomparable de su
sol,
todos vuelven al rincón donde
vivieron,
donde acaso floreció más de un
amor.
Bajo el árbol solitario del
silencio,
cuántas veces nos ponemos a
soñar,
todos vuelven por la ruta del
recuerdo,
pero el tiempo del amor no
vuelve más.
El aire que trae en sus manos
la flor del pasado, su aroma
de ayer,
nos dice muy quedo al oído
su canto aprendido del
atardecer.
Nos dice su voz misteriosa,
de nardo y de rosa, de luna y
de miel,
que es santo el amor de la
tierra,
que es triste la ausencia que
deja el ayer
Alle kehren zurück
Alle kehren zurück in das Land in dem sie geboren,
zum unvergleichlichen Zauber seiner Sonne,
alle kehren zurück zum Ort wo sie einst lebten,
dort, wo vielleicht mehr erblühte als eine Liebe.
Unter dem einsamen Baum der Stille,
begannen wir oft zu träumen,
alle kehren zurück auf dem Pfad der Erinnerung,
aber die Zeit der Liebe kehrt nie mehr zurück.
Die Luft in seinen Händen,
die Blume der Vergangenheit, sein Duft von Gestern,
flüstert uns leise ins Ohr
sein vertrautes Lied von der Abenddämmerung.
Seine mysteriöse Stimme erzählt uns
von indischen Narden und Rosen, von Mond und Honig,
wie grenzenlos die Liebe zum Land,
wie traurig das Fehlen, das das Gestern hinterlässt.
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