Empiezo en un piso
inalcanzable de esta ciudad.
Llego tarde,
no me detengo.
Piedritas de pueblo joven
entran en mis zapatos planos.
De repente,
mis ojos cambian de
dirección,
y descubren un nuevo espacio:
El rincón donde se
arrullan los bebés:
Uno de los 32 chorros de agua de esa plazuela.
Uno de los 32 chorros de agua de esa plazuela.
Sabrosa agua ,
no mojas al bebé del momento.
Tú duermes al lado de
mamá.
Unos geranios claros se
asoman allá arriba.
Abajo encuentro un coche de niños lleno de almohadas.
Rebalsan de él bolsas
celestes.
Una mujer lo sigue.
Ella, cubierta de telas, de
pies a cabeza.
Apenas se distiguen los
dos.
Redondas formas andantes:
El cochecito y ella.
El tranvía pasa siempre a
la misma hora
y corta todos los círculos.
Sábado es.
Un niño y su padre.
El padre camina delante
del niño,
el niño a dos metros del
escupitajo sonoro del padre.
Cuento quince pasos
y paso cerca de tu patio
miro hacia otro lado.
Paso también por la panadería de pan duro y tosco.
Aquí no apuro el paso.
Horas después mis ojos encuentran a los tuyos
Tu brazo quiere primero ahorcar mi cintura.
El día, después, parte un trozo de sí,
cuando una mujer me arranca el pan de la mano.
¿Ese pan que era mi regalo?
¡Caballero de figura cambiante!
¿Acaso sólo soy un simple escudero?
y paso cerca de tu patio
miro hacia otro lado.
Paso también por la panadería de pan duro y tosco.
Aquí no apuro el paso.
Horas después mis ojos encuentran a los tuyos
Tu brazo quiere primero ahorcar mi cintura.
El día, después, parte un trozo de sí,
cuando una mujer me arranca el pan de la mano.
¿Ese pan que era mi regalo?
¡Caballero de figura cambiante!
¿Acaso sólo soy un simple escudero?
En esta noche fría
cubre mi cuello cierto
calor.
El calor de lana azul
tejida por manos maternales.
Suelto mi voz a través de
ella:
Aunque me cueste la vida,
Cenizas,
Por dos caminos,
The Indian Queen.
Ciertas voces me arrullan.
Natalia Lévano Casas
Heidelberg, 23 de junio de 2015.Natalia Lévano Casas
De un día en Mannheim.
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