Mittwoch, 5. August 2015

Primero de abril

Hoy, primero de abril
en la estación de transbordo,
en una juguería,
cafetería,
bar.
Debajo de una fea plaza,
sin vidrios que den a esa plaza fea.

Coloridos jugos
 se escondían debajo de nuestros negros ojos.
Íbamos a por ellos
los de exóticas frutas:
desde la innombrable papaya
hasta el mango.
Sabores idénticos,
colores diferentes,
celestiales precios.

Personas, flores
personas acercábanse con flores
flores acercábanse con personas
personas...
flores...
personas...
flores...
personas...
Más coloridas y perfumadas
que la innombrable papaya
y el peruano mango.

Saltarines conejos de pascua,
regalos,
bombones
llegaban a ti.
¡Qué día! ¿Qué día? ¡Qué día!
El día de un alegre, juvenil y bello rostro.

Tu cotidiana sonrisa
alegra a esos solitarios seres.
Juntos ahora,
reunidos en una ronda 
casi infantil,
que se rompía por momentos
por un regalo más.

Los floreros estallaban,
las flores abrazaban tus manos.
La broma de abril
se convirtió en una melodía 
de las más envidiadas y sonoras. 
Ninguna actriz 
de ningún teatro
había sido tan aplaudida,
tan aclamada,
por tan sinceras gentes.


Natalia Lévano Casas

Heidelberg, 1 de abril de 2015

Escribí esto después de una escena de la vida real en un centro comercial de Heidelberg, Alemania.

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