Freitag, 23. August 2019

Y hace media hora bajaron dos niños de tres y cuatro años del tranvía

Y hace media hora bajaron dos niños de tres y cuatro años del tranvía. Un desconocido, un árabe, gritaba hacia el conductor para que se acercara a ellos. El conductor llegó hacia la puerta de los hermanitos y del desconocido adulto. El conductor había partido sin los padres de los niños. Ellos querían subir todos juntos una parada antes, sin embargo el conductor dejó a los padres y al tercer hermano, al más pequeño en la parada. El padre de los pequeños llegó en un carro de un desconocido que le dio un jalón. Los niños de tres y cuatro años estaban a punto de viajar en la cabina delantera, con el conductor del tranvía. Nos hemos congelado todos con este viento. La niña de la familia zapateaba conmigo no sé qué ritmo para no enfriarse. Parecían peruanos. Eran de Bosnia. Los desconocidos al final se conocieron por diferentes razones. El papá dijo al desconocido árabe: gracias hermano. Yo pensé que el conductor era un malvado, pero creo que se le fue. Tenía cara de perdido. La mamá me dio las gracias, no sé si por el zapateo o por esperar a que la familia estuviera junta. ¡Ah! Los niños no lloraron en ningún momento.

Heidelberg, 24 de marzo de 2019.

Samstag, 1. Juni 2019

Y hace dos días

Cuando no te impides continuar aceptando invitaciones que seguro te hubieran aburrido, y te pones a hacer lo que te gusta. Pues sí, me puse a pintar. Perdí la noción del tiempo al pintar, también perdí la práctica, pero de todas maneras lo pasé bien con música de fondo y entre mis colores. Lo hago después de 25 años. Después de garabatear y ensuciar hojas blancas con mis colores, tuve que ir por mi bicicleta a un jardín. En el jardín se había quedado encadenada mi bicicleta entre plantas y abono. Tuve que caminar mucho hasta llegar a ella, mi plan sería después de llegar a ella, ir al teatro. Parecía que no lograría, pusieron: Un ángel exterminador, basada claro en la película de Buñuel. Toda la ciudad desde la estación de Heidelberg, por lo menos la que encontré, estaba casi vacía. Me impresionó lo último en un día de fiesta, pero después me acordé que en Alemania por el Día del Padre, sale la gente a beber y a hacer picnic o parrillada.
La obra empezaba a las ocho de la noche en Mannheim, ya estando en la estación de trenes de Heidelberg a las siete y media, pensé que no llegaría. El tren salía a las siete y treinta y tres, el horario de los trenes y dos aplicaciones decían que llegaríamos a Mannheim a las siete y cincuenta y cuatro. Keine Chance! me dije. Como nunca el tren llegó a las siete y cincuenta. Tres veces vi mi aplicación, tres veces vi el reloj antes de llegar, y una vez al llegar. Marché con prisa en la bicicleta hacia mi rumbo, hacia el teatro, con prisa , pero no con desesperación ni estrés como suelen tener los alemanes. En mi tranquilidad veo cruzar por mi camino a un hombre, iba con su maleta; yo me detuve porque sabía que no me había visto. De repente el viajante se detuvo delante de mi bicicleta y me dijo en inglés que lo perdonara. Esa mirada tranquila no era de estos sitios, era un ruso que viajaba. Lo perdoné, con esa calma, con esa sonrisa, no quedaba más que perdonar a todos, y agredecerle a él su tranquilidad. Llegué al teatro rápidamente, gracias a que las calles estaban vacías.
De regreso a casa me reencuentro con unas letras como las de abajo (AFD), letras que hoy escuché como palabras gritonas. Una vecina del primer piso, rusa ella, discutía con su vecino de balcón, no sé por qué. Pero lo que sí escuché claramente es que la quería insultar diciéndole que era rusa, y que él era alemán y que estaba en su país. Tenía que mencionar esto que pasó temprano, antes del teatro, antes del tren , pero que retumbaba en mi memoria con toda su violencia. Ahora le tocó a ella, varias veces me ha tocado a mí.

Después de ir más allá, hacia mi camino vi a muchos muchachos saliendo de un evento en SAP Arena.  Yo que creía que la ciudad se había esfumado. Parece que todos estaban en el evento. Para evitar todo tipo de problemas con tanta gente, dejé mi bicicleta en la estación de trenes y fui a casa sin ella. 
 



Heidelberg, 1 de junio de 2019.
Natalia Lévano Casas

Freitag, 15. Februar 2019

Muestra la cara


Muestra la cara

Hay sol

Sal al café

Hay sol

Ve en masa

Hay sol

Interrumpe la calle

Hay sol

Grita bien alto

Hay sol

Sonríe 

Hay sol

¿Decretan algo los días de sol?


Y en días anteriores

Esconde la cara

No hay sol

No salgas al café

No hay sol

No vayas en masa

No hay sol

Bloquea la calle con tu colorido paraguas

No hay sol

No grites

No hay sol

¿Decretan algo los días sin sol?


Natalia Lévano Casas
Heidelberg, 15 de febrero de 2019

Un estornino hoy


Un estornino hoy

Con sus típicas líneas que cortan su fondo negro

Un estornino hoy

Apacible y curioso

Un estornino hoy 

Saltando de baranda en baranda 

Un estornino hoy

Sin miedo ni arrepentimiento

Ingirió a uno de alas dispares

Lo devoró

Un estornino hoy

Luego del banquete

Se alejó alegremente.



Natalia Lévano Casas

Heidelberg, 15 de febrero de 2019

Freitag, 18. Januar 2019

Todos vuelven/ Alle kehren zurück

Der Text wurde von dem Schriftsteller César Miró geschrieben, die Musik ist auch von César Miró. Gesungen wird von Rosa Guzmán für den peruanischeb Film Sigo siendo.


Todos Vuelven
(Vals Peruano)
Letra y Música de César Miró

Todos vuelven a la tierra en que nacieron,
al embrujo incomparable de su sol,
todos vuelven al rincón donde vivieron,
donde acaso floreció más de un amor.

Bajo el árbol solitario del silencio,
cuántas veces nos ponemos a soñar,
todos vuelven por la ruta del recuerdo,
pero el tiempo del amor no vuelve más.

El aire que trae en sus manos
la flor del pasado, su aroma de ayer,
nos dice muy quedo al oído
su canto aprendido del atardecer.

Nos dice su voz misteriosa,
de nardo y de rosa, de luna y de miel,
que es santo el amor de la tierra,
que es triste la ausencia que deja el ayer



Alle kehren zurück

Alle kehren zurück in das Land in dem sie geboren,
zum unvergleichlichen Zauber seiner Sonne,
alle kehren zurück zum Ort wo sie einst lebten,
dort, wo vielleicht mehr erblühte als eine Liebe.

Unter dem einsamen Baum der Stille,
begannen wir oft zu träumen,
alle kehren zurück auf dem Pfad der Erinnerung,
aber die Zeit der Liebe kehrt nie mehr zurück.

Die Luft in seinen Händen,
die Blume der Vergangenheit, sein Duft von Gestern,
flüstert uns leise ins Ohr
sein vertrautes Lied von der Abenddämmerung.

Seine mysteriöse Stimme erzählt uns
von indischen Narden und Rosen, von Mond und Honig,
wie grenzenlos die Liebe zum Land,
wie traurig das Fehlen, das das Gestern hinterlässt.