Donnerstag, 12. Januar 2017

Paseo por el barrio


Y acabo de llegar de otra ferretería más, en realidad fui a pasear un poco. Primero fui a una ferretería a comprar una rejilla para dos sitios de la casa. Mi hermano, según lo que él midió, dijo que la rejilla tenía que tener dos centímetros de radio. Pues en la ferretería me dijeron que la más chica era de dos pulgadas, y que esa era una medida universal. Sí pues, lo que es universal no significa que sea adaptable en el Perú. La rejilla no le da, y me dijo que no podía cambiarla, bueno cuatro soles por la rejilla, es decir al tacho. ¡Y yo confiada en la universalidad de mi país! 
Después fui en busca de nuestro japonés de la niñez, sitio a donde íbamos encantados con mi madre, pero no sólo por las graciosas cosas que vendía, sino porque conversaba de política y cultura con mi madre, también con mi abuela, y porque era un japonés enorme, guapo y delgado, una especie de Toshiro Mifune con una bella voz. Me dijeron que hace tiempo no abre Tami (Tamicha). Me dio una pena. 
Regresé entonces por la avenida donde hoy hubo un incendio y veo un enorme charco de agua en la pista, creo que es lo que más me animó, ver tanta agua aquí, así, en cantidad, es difícil. En el charco se veían reflejadas las casas apegadas de uno de los cerros, y unas casas coloridas de la Av. Alcázar. Bonita imagen que hubiera inspirado a un Tarkovski peruano o a mí para una foto.
Después, al llegar a mi calle, iba lentamente por ella, veo a dos niños cerca de nuestra casa. Los dos jugaban un poco con la tierra amontonada delante de la casa de mi prima. Les pregunté qué era lo qué hacían. Me enseñaron una enorme rana, nunca había visto una rana tan grande. Los dos niños, sobre todo el que llevaba la caja donde estaba la rana tenían unos enormes ojos negros, hermosos. El de la caja me dijo que habían encontrado la rana en el Parque del Avión, yo les dije que la llevaran a su sitio porque podría morir. Ellos me dijeron que no era brujería, y además que la rana tenía una verruga. Les dije : ¡Claro que no es brujería! Seguro una de esas doñas cucufatas que van por allí ya habían asustado a los niños con sus amenazas. Y sí, escucho algunas voces altas, brutas con los niños. Triste, pero es así.
Después fui otra vez paseando y regreso a un sitio de aretes y aros, el vendedor me dijo que yo no era de aquí, y yo le dije que sí, que era rímense, pero que no vivía aquí. Charlamos un poco, sólo que dijo algo que no es cierto, dijo que desde que Metro no está, y está Plaza Vea todo había cambiado en el Rímac. Lo que sí sé es que mi calle huele todos los días por la noche a anticuchos y eso cansa. Cansa también escuchar a las seis de la mañana al gimnasio de la siguiente cuadra, y por la noche escuchar los " vamos, arriba, sí, etc.", pero también ver las luces tipo discoteca. Cansa también ver a la gente que tira sus papeles por la calle. Pero ahora estoy aquí en el comedor de nuestra casa, sentada, y veo los montones de frutas delante de mí y me alegro un montón.

Natalia Lévano Casas

Rímac, Lima, 12 de enero de 2017

En el Mercado de frutas del Rímac

En el Mercado de frutas del Rímac

Montag, 22. August 2016

Los tres perfumes

De noche, Juana estaba en su cama, sola, dormía profundamente. De repente percibió un perfume desconocido, masculino, de olor profundo, eso la despertó. Se tuvo que levantar por la cercanía del mismo a su cama, quería seguirlo, dar con él. Salió a la otra habitación porque quería saber quién era, quién invadía su territorio. En los otros sitios de la casa no se esparcía ese olor, incluso en el dormitorio el olor duró unos metros, unos segundos. Al volver al dormitorio  ya no lo percibió más. Tampoco había sido su hijo, ¿tan de noche, con un nuevo perfume? Ella lo vio durmiendo en su habitación. Después, la misma mañana del perfume, una amiga le preguntó por la voz de su hermano. ¿Voz baja tenía él? Una voz baja fue la que le dijo “¡abre, abre!” a la amiga que se quedó a dormir en el sofá de la sala.

Y un día después cuando Juana concentradamente escribía un ensayo para el teatro, sintió a su lado derecho, otro perfume. Esta vez no se asustó, le pareció incluso placentero sentirlo estando despierta. Este perfume era otra vez varonil,  esta vez lo sintió más exclusivo, más encantador. Habría sido el hecho de ya no dormir, porque sabía que no podía ser una ilusión o un sueño, aunque no hubiera nadie a su lado, todo era muy afable. Ella no identificaría tampoco ese perfume . Más allá de la puerta que daba al balcón ese olor se desvanecía.

Juana se fue a  otra ciudad por cuatro días. De la otra ciudad la trajo su amiga en su coche a la misma casa, cercana al bosque. Juana se fue a dormir muy cansada.  A la mañana siguiente al ir al baño y pasar silenciosa y lentamente por la sala donde dormía su amiga, se encontró al abrir la puerta del baño otra vez con un nuevo perfume. Era un perfume natural, un perfume parecido a una rica colonia, era suave, duró unos segundos en el baño para luego desvanecerse como los otros dos perfumes de los anteriores días.

Inquieta, curiosa, preguntó por el hermano que había muerto hace poco. Hacía 12 años que no se veían. Juana quería saber sobre sus gustos hacia los perfumes, fragancias. Mientras hablaba por teléfono, veía los frascos mencionados en la conversación, delante de ella. 
Desde ese día no ha seguido ningún perfume.



  
Natalia Lévano Casas

Heidelberg, 21 de agosto de 2016

Donnerstag, 18. August 2016

De paso

Y vas en bicicleta por un camino paralelo al río Néckar, en medio del campo, viendo única y exclusivamente a la luna , y de repente ves casi al llegar a Heidelberg, entre unos maizales, un camino de bicicletas y una pista donde pasan coches, a un gato negro y a la misma luna de antes. La escena era preciosa, pero a la vez peligrosa. Entonces me digo: "¿Cómo hago con la mala suerte?" Me refiero a la mala suerte del gato. Si iba rápido quizás se iría a la carretera, era un gato joven. Entonces me detuve y esperé a que el gato cruzara la pista. Yo veía los coches pasar velozmente, y cuando no pasaban, el gato no se atrevía a cruzar la bendita pista. No me podía quedar toda la noche esperando a ver el destino del gato negro. Esperé cuatro minutos, entonces, desde mis seis metros de distancia le hablo con una tremenda voz a ese gato (por cierto, ya venía con una tremenda voz unas horas antes). Yo pasé por su lado, el gato no se me cruzó ni de derecha a izquierda, ni de izquierda a derecha. Sólo se quedó como acurrucado, viéndome. Yo fui de frente , siguiendo a la luna, viéndola. También vi de reojo los ojos del gato. Quizás la luna también me haya visto de reojo.







Texto y fotos de Natalia Lévano Casas 

Heidelberg, 18 de agosto de 2016


Sonntag, 24. Januar 2016

La espera

Y dejándome de bromas. Ayer esperamos en el congelable frío media hora a nuestro tren hacia Heidelberg. En los paneles decía que el tren vendría en el andén 10, sin embargo según la información del Deutsche Bahn ya había salido desde el andén 3. Nos fuimos a quejar, ya que ni siquiera salía que vendría otro media hora después. La señorita de información estaba repitiendo lo que decíamos al encargado de los paneles. No sé si los paneles se congelaron, o el encargado de cambiar la información de los paneles se congeló, en todo caso, el gran grupo de gente esperando el tren no nos daba más calor por ser un grupo grande. Mientras espérabamos el tren, dos compañeros de mi curso de teatro y yo hacíamos ejercicios de observación e imitación. Imitar es fácil si todos están congelados.

Heidelberg, 23 de enero de 2016

Freitag, 1. Januar 2016

Menossss

Menossss
sssserpientessss
Sí sé
ssssserpientessss
massss se siente
mássss serpiente
mordiente
Anaconda
Anacaona
Anatalia
Antalya
Natalia
Anaconda
Anacaona
¡Anaconda!
Honda
libre
pasea
traga
traga
traga
enteritas alegrías
enteritas energías
sin etcéteras.

Natalia Lévano Casas
Heidelberg, 1 y 2 de enero de 2016

Mittwoch, 16. Dezember 2015

Los dos

Los dos

Cuando uno de ustedes se desinfla triste por el suelo
el otro está por reventar de alegría en el aire.

Cuando uno de ustedes dice ser mi amigo
el otro habla enojado consigo mismo.

Cuando el otro sonríe
el otro frunce el ceño.

Cuando el otro me susurra locamente la palabra guapa
el otro duda de su nombre.

 Quiero ser Natalia sola.

Ya me da lo mismo no ser anaconda
si no me puedo bañar en ningún río.

Natalia Lévano Casas
Heidelberg, 16 de diciembre de 2015

Donnerstag, 10. Dezember 2015

Como no eres mi casero

Como no eres mi casero,
ni cuido a tus hijas,
no saldré más al mostrador
ni tampoco a la ventana.

Ve por la que toca tu puerta traviesamente,
o por su igual hermana.

Para otro lado voy yo.
Ya no me atrapas, ni me hieres.
Porque ni soy tu casera,
ni cuido a tus hijas.



Natalia Lévano Casas

Heidelberg, 10 de diciembre de 2015